Algunas reflexiones sobre por qué el COVID19 ha atacado con tanta fuerza en España

Necesitaba explicarme esto a mí mismo. Después de unas semanas de trabajo intensivo con revistas médicas y científicas, noticias y ensayos científicos de varios países, intento plasmar aquí algunos hallazgos, reflexiones y, sobre todo, preguntas. Es un análisis con muchas limitaciones: parto de mi entrenamiento como científico social, un seguimiento constante de las ciencias duras -aunque totalmente amateur- y mis conocimientos de historia económica. No es mucho para hablar de los aspectos médicos de una pandemia, pero creo que suficiente para los aspectos sociales y políticos. Lo cuelgo aquí, aunque pienso que no es quizá el lugar más adecuado. Al final pondré algunas de las fuentes más importante que he usado.

 

 

 

1. Lo primero que hay que decir sobre la enfermedad en sí es que no sabemos nada. El tiempo pasado desde la explosión de la pandemia es demasiado poco, la investigación concreta aún demasiado escasa y fragmentaria. Las cifras que se dan en todos los países son poco menos que conjeturas envueltas en suposiciones y rodeadas de hipótesis. Por eso resulta bastante absurdo hacer comparaciones: dos de los países con mayor tasa de mortalidad -según las cifras disponibles, que cambian a menudo- son España y… Suiza. El país alpino tiene el segundo mayor gasto per cápita en sanidad del mundo, pero algo no ha funcionado. Si tenemos en cuenta que la población que ha sido testada en Suiza es mayor que en España, probablemente la tasa de mortalidad real sea incluso mayor. También está cada vez más claro que la forma en que cuentan los fallecidos en Alemania oculta parte de las cifras, lo que puede ser visto como una estrategia consciente o una simple elección metodológica. Pero comparar estas cifras no explica absolutamente nada en este momento.

 

2. La geografía de la pandemia parece apuntar a que las sociedades más abiertas y con mayores contactos con China han sido las más afectadas hasta el momento. En el caso español está claro: la alta tasa de turismo y una economía enfocada a la exportación -que impone contactos constantes con el exterior- son muy vulnerables a amenazas globalizadas. Nuestra riqueza es también nuestro peligro. En las vacaciones de Navidad y el año nuevo chino hubo una importante llegada de turistas chinos (no he podido encontrar cifras concretas, pero era muy visible en Madrid). En enero, cientos de estudiantes chinos en España volvieron a sus universidades o escuelas tras las vacaciones en China. En Barcelona, la estrecha relación con Italia (que a su vez tiene una relación fluida con China) puede haber añadido gravedad a la situación. Incluso dentro de España e Italia, se ve claramente la diferencia regional en los contagios según regiones más conectadas con el exterior.

 

3. Cuidado: no se trata de una fijación xenófoba en el país oriental: las pandemias no provienen solo de China. Las últimas (SARS, gripe aviar, ébola, etc.) han venido de lugares tan distintos como África, México e incluso Estados Unidos (la llamada “gripe española”). Simplemente, en este caso es así. Es por tanto absurdo considerar que es algo “ajeno”. El mundo está interconectado globalmente y lo va a seguir estando. No hay vuelta atrás, si no es mediante una hecatombe violenta. Los gobiernos europeos -no hay ni uno solo que se libre- se dejaron llevar por sus prejuicios contra China y pensaron que esto no podría pasar aquí. Las medidas que se tomaron fueron en todos los casos tardías.

 

4. España, como se ve muy bien siguiendo la línea temporal de las actuaciones en torno al virus, está en la parte media-alta de la tabla: actuó tarde, pero no tan tarde como otros. A cambio las acciones fueron más radicales y han permitido controlar la epidemia con cierta rapidez. La disciplina de la sociedad española ha sido buena, aunque se falló al principio cuando no se evitó que volvieran a su casa los estudiantes foráneos de Madrid y Barcelona, ni que se fueran a sus segundas residencias gente presumiblemente portadora del virus. Esto, de todos modos, no parece esencial: la dispersión del virus puede tener que ver con la integración de la península -se ve bien en comparación con Italia, por ejemplo-.

 

5. ¿Contribuyeron reuniones masivas como el 8M o el congreso de la formación ultraderechista Vox a la extensión de la plaga? Sin duda. Pero para entonces era ya demasiado tarde, con toda probabilidad estaba ya demasiado extendida. La extensión de la plaga comenzó mucho antes de lo que se admitía, China ocultó parte de la información. Por tanto, la aportación de estos acontecimientos a la velocidad de contagio -que ya debía de ser muy elevada- posiblemente no fue decisiva.

 

6. Hay que decirlo claramente: el sistema español de salud no ha colapsado con la plaga. Se ha saturado, eso sí. Pero, con todos los problemas de la escasez, la imagen apocalíptica aportada por la prensa sensacionalista no es real. Los hospitales de campaña, apresuradamente construidos (y con mucha eficacia) han resultado infrautilizados. Con sus cortapisas, hasta los respiradores han sido suficientes.

 

7. También hay que decirlo: los problemas de escasez, las insuficiencias en las compras, la necesidad no cubierta de personal y materiales han existido en toda Europa, con excepciones tan sólo regionales. El combate en los mercados internacionales por conseguir suministros ha llevado a casi todos los países a cometer errores y a ser engañados. Eso no es un eximente, sino una muestra de que, pese a todas las advertencias sobre pandemias en la última década, nadie había tomado nota de ello. Hemos sido incapaces de prever. Examinando detenidamente las estrategias federales contra pandemias en Alemania -que tiene una robusta tradición de planificación-, nos damos cuenta de que no se han seguido ni siquiera allí.

 

8. Hay un elemento esencial para entender la virulencia de la plaga en España -como en Italia-: al contrario que en otros países, la carga vírica de los contagios llegados a nuestro país era con toda probabilidad muy superior a las llegadas a otros países europeos. ¿Por qué? Parece ser que los últimos estudios muestran que la mutación del virus que llegó a España, Italia y Nueva York, era mucho más violenta. Pongo el ejemplo de Alemania: a este país llegaron los contagios de segundo orden, es decir, de forma mucho menos directa que a España (un bar en las montañas austríacas, personas aisladas contagiadas llegando al país…). Los virólogos parecen estar de acuerdo en que una carga vírica menor implica menor virulencia de la enfermedad. Simplemente, a Alemania le tocó el gordo en la lotería.

 

9. Un momento, un momento. ¿Está Alemania, el país más exportador del mundo, menos globalizado que España? No, claro. Pero de otro modo. España posee, por ejemplo, una mayor imbricación de su colonia china en la vida cotidiana, lo que es uno de los grandes méritos y riquezas del país, pero que, en este caso, se ha mostrado como una tragedia. Si examinamos las medidas tomadas en Alemania han sido más tardías y menos intensas que en España. Pero, repito, es evidente que la carga vírica que se podía detectar en los contagios allí era mucho menor que en España. Esto, en parte, es lo que explica una menor tasa de mortalidad en Alemania.

 

10. Por mucho que parezca un tópico: hay aspectos culturales que han contribuido al desarrollo de los contagios. La forma de poblamiento (Madrid tiene los mismos habitantes que Berlín, pero Berlín tiene el triple de superficie); la convivencia intergeneracional, la forma en que se enfocan las relaciones familiares (no hay datos concretos, pero un abuelo en una residencia en Alemania verá a sus hijos y nietos unas pocas veces al año; en España la frecuencia es mucho mayor); la interrelación personal está relacionada en España con un contacto físico más extenso. También el relativo envejecimiento de la población española, aunque esto no es tampoco unívoco: la media de edad de los contagiados en Alemania es bastante más baja, mientras que la tasa de envejecimiento allí no es muy diferente. Es un producto de la forma en que llegó el virus al país. Cuanto más jóvenes los contagiados, más posibilidades de sobrevivir a la enfermedad.

 

11. Tomados por separado, todos estos aspectos se pueden dar en otros países en los que la incidencia del virus ha sido menor (incluso países mediterráneos como Grecia, por ejemplo). Pero unidos, sólo hay dos países en Europa en los que se de algo parecido: España e Italia. Y esa ha sido la gran tragedia. Una conjunción de factores extraordinaria y letal.

 

12. Al menos, en esta primera etapa de la pandemia. Los expertos confirman que no habrá vacuna en un tiempo próximo. De hecho, no tenemos todavía vacuna para ningún coronavirus surgido en los últimos veinte años, lo que hace dudar de que lo logremos a tiempo. Para que el virus deje de tener el carácter pandémico debería haberse infectado (¡y desarrollado inmunidad, lo que aún no sabemos si será así!) por lo menos un 66% de la población. En España, los cálculos más optimistas hasta ahora hablan de un 18% de personas contagiadas. Queda pues mucho camino. Y en el resto del mundo, aún más. Cabe la posibilidad de que el virus se convierta en endémico y rebrote de vez en cuando. Esperemos que no sea así.

 

En fin, mis conclusiones: el gobierno español lo ha hecho relativamente bien. Podría haber actuado más pronto, porque se perdió una semana entera y no se evitó el éxodo de muchos presumibles portadores del virus hacia otras provincias (estudiantes volviendo a casa, gente yendo a sus segundas residencias). Pero una vez comenzado, las decisiones tomadas han sido valientes y sin vacilaciones. La centralización del control sanitario fue inevitable ante unas comunidades autónomas que mostraron deslealtad y poco esfuerzo de coordinación (la pinza entre los separatistas catalanes y los ultraliberales madrileños fue evidente). Independientemente de las decisiones tomadas, la actuación tranquila y serena del gobierno, su falta de estridencias (el ministro de sanidad como comunicador es un gran acierto) pone la gestión entre las más razonables de Europa. Es interesante destacar una cosa: el elevado número de víctimas en España tiene su origen en una conjunción de factores que están relacionados con aspectos positivos de España: longevidad, apertura al exterior, factor de globalización, integración de la población inmigrante, cuidado de las personas mayores, interrelación familiar. Pero también con el tipo de mutación del virus que ha atacado nuestro país. (fechado en la semana anterior al 23.04.20)